La verdad es que no sé jugar a medias...
La verdad es que no sé jugar a medias, no sé entregarme en partes, no sé andar con cautela. Por eso mis paredes son altas, robustas e infranqueables. Sin embargo, a veces claudico, a veces bajo la guardia, a veces una mirada como la tuya logra que abra la puerta y extienda los brazos, logra que los obstáculos desaparezcan, me quito la coraza, me muestro desnuda, me acerco sincera, porque no hay otro modo de hacerlo más que cerrando lo ojos y lanzándose al vacío, a lo otro. Entonces mi corazón palpita y mis manos tiemblan, mi voz sonriente, habla, mi cuerpo dispuesto, brilla. Pero siempre el miedo llega, el silencio llega, el olvido llega, las manos se sueltan, la soledad se dibuja y se cierra la puerta. Mis piernas se doblan sin fuerza, el dolor me ahoga punzante, los muros se yerguen más altos. y ahí estoy, otra vez recogiendo pedazos, pegándolos con cinta, abrazando a mi corazón,...